El miedo es un estado constante en el mundo de los emprendedores. Nos aterra la idea de perder dinero, perder el tiempo, perder clientes, perder relevancia o perder la libertad de hacer lo que deseamos.
El miedo es un estado natural que ha ayudado a la supervivencia de la humanidad por miles de años. Sirve para hacernos actuar con cautela y reconocer los peligros que amenazan nuestro bienestar y el de las personas que queremos, quizás signifique inestabilidad económica, estrés emocional o estigma social; lo importante es crear conciencia y validar la experiencia, esto nos obliga a estar presentes y nos dirige al camino de la acción. Por otro lado, cuando operamos de manera inconsciente o en piloto automático y sin pausar para reflexionar o digerir las experiencias, el miedo logra apoderarse, detiene nuestro desarrollo, o de plano, nos paraliza.
El miedo al fracaso puede ser algo que nos impide crecer o algo que nos motiva a actuar. Por ejemplo, si somos conscientes que el origen del miedo que sentimos ante cambios en nuestro negocio está en que tenemos fondos limitados o no tenemos ingresos seguros al final del mes, podríamos usar este miedo para motivarnos a trabajar el doble o expandir nuestros conocimientos financieros para hacer rendir al máximo nuestros recursos. Es importante que hagamos el trabajo interno que nos lleve a reconocer la raíz de nuestros miedos ya que algunos miedos nacen de nuestro instinto por sobrevivir, pero otros nacen en nuestra conciencia proyectando nuestras inseguridades.
Los miedos amenazan nuestra supervivencia de operar en la superficie, con trabajo alcanzamos un nivel óptimo de comodidad, pero sin alcanzar la satisfacción que sabemos que podemos alcanzar. Este miedo nos hace desanimarnos fácilmente, caer en la inconsistencia, emocionarnos con miles de ideas que nos distraen de nuestros objetivos y, por temor a equivocarnos, el hecho de tomar decisiones es simplemente agobiante.
Por el otro lado, los miedos que nacen en nuestra conciencia se materializan en esas voces internas que nos repiten constantemente que NO somos suficientes. Nos paralizan ante la oportunidad de emprender algún proyecto porque nos hacen dudar de nuestra capacidad intelectual o emocional para triunfar. Estos miedos nos hacen perder horas investigando, imaginando, o planeando, sólo para concluir que aún no estamos “listos” o no es el tiempo adecuando para “aventarnos”. Tomar decisiones se convierte en un proceso de análisis complicado, consume mucha de nuestra energía, y nos lanza a muchas direcciones arriesgando nuestra estabilidad y enfoque. Por ejemplo, en un negocio que necesita incrementar sus ventas, un emprendedor pasa horas discutiendo la importancia de contactar a futuros clientes, ¿hay un análisis profundo sobre cuál es la mejor manera de contactarlos, será por teléfono o por correo electrónico? pero el tiempo se pasa sin tomar acción y al final del día no hay contacto con ningún cliente.
Como emprendedores, ¿qué podemos hacer cuando sentimos miedo?
Desarrollar inteligencia emocional. Tener conciencia y control de nuestros pensamientos para impactar nuestro comportamiento es vital para todo emprendedor. Cuántas veces no hemos iniciado la semana sintiéndonos muy mal emocionalmente y no podemos evitar ver todo de manera negativa y como un problema. Diferente a otras ocasiones cuando nuestro nivel de ánimo es altísimo y sin mucho esfuerzo todo nos sale bien.
Atención plena. Tener conciencia de las emociones es una habilidad que se aprende y se practica. Consiste en reconocer las señales que nuestras emociones envían a la conciencia y que se manifiestan en sensaciones de valor o miedo. Anticipar el impacto de los pensamientos y limitar los efectos negativos en las decisiones y acciones.
Nunca dejar de aprender. Cuando el miedo empuja a trabajar con más fuerza, profundizar el conocimiento sobre algún área de negocio, contabilidad, ventas, o servicio al cliente, puede ser el mejor camino para combatirlo.
Buscar ayuda. Encuentra a algún mentor y acude a eventos de networking. El apoyo de personas con experiencia y grupos brindan apoyo en el proceso de aprender, resolver problemas y despertar conciencia es importantísimo porque levantan el ánimo en momentos en los cuales los pensamientos negativos y de duda son abrumadores. Haciendo esto, se aprende que los sentimientos de inseguridad y preocupación son normales y que todo el mundo los tiene, también cuáles preocupaciones vale la pena explorar y cuáles es mejor ignorar.
El miedo al fracaso es constante en el mundo del emprendedor y puede tener un impacto negativo o positivo en el día a día. Puede crear desánimo y afectar la capacidad de decisión y el comportamiento de cualquier emprendedor. Es importante recordar que la motivación que nace del miedo puede también provocar estrés y ansiedad. Aunque sentir miedo es natural, para un emprendedor la habilidad de anticiparlo y manejarlo es vital. Es importante recordar que ser valiente no significa carecer de miedo, significa: sentir miedo, y HACERLO de todas maneras.
¿ Tienes un negocio y te gustaría emprender un proyecto con el cual te sientes inseguro? Envia un mensaje a: [email protected] y pongamos una llamada para analízar tus opciones.